En Jerusalén, en la quinta estación de la Vía Dolorosa, el vía crucis que recorrió Jesús con la cruz a cuestas, se puede leer la siguiente inscripción: “Simoni Cyrenaeo. Crux imponitur”. Fue allí donde, según los evangelios, se produjo el encuentro entre Simón el Cireneo y Jesús, cuando, tras haber tropezado y caído con la cruz, Simón, que había venido desde Cirene, ayudó al Nazareno a cargar con ella. Simón y su hijo Alejandro se encontraban entre los primeros seguidores de Jesús. Los expertos están de acuerdo en afirmar que su osario fue hallado en 1941, aunque, curiosamente, hoy descansa ignorado debajo de un estante en un almacén del departamento de arqueología de la Universidad Hebrea. Los nombres de Alejandro, hijo de Simón (Alexandros Simonos), y Simón aparecen labrados en caras opuestas de dicho osario, sugiriendo que los restos de ambos personajes, hijo y padre, fueron depositados en su interior. En la tapa puede leerse “Cirene”, región de la Libia moderna.